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miércoles, 16 de enero de 2013

AÑORANZAS MAEÑAS

Por Héctor Brea Tió

El Club Quisqueya de Mao visto desde el parque Amado Franco Bidó. Todas las fotos pueden agrandarse haciendo clic en ellas.

Aquel villorrio de callejuelas angostas y polvorientas donde nací, hoy es una floreciente urbe, donde lo moderno desplaza lo caduco.

Recuerdo con nostalgia su vida otrora aldeana, que en cuestión de unas décadas ha adquirido un toque muy provincial. Sus noches de luna llena y cielo cuajado de estrellas, debo confesar sin jactancia, que el cielo más hermoso es el maeño, pues como llueve poco, casi nunca hay nubes que obstruyan su visión. Sus costumbres provincianas le invisten de ese sabor a pueblo que encarna la maeñidad, con exclusividades que definen su autoctonía. Evocando los albores del siglo XX, en el primer reinado de 1917 eligieron a la Srta. Dolores Brea Gómez (Loló) como reina y la segunda reina en 1920, Honoria Reyes Reyes.

Recuerdo el repique de campanas de la iglesia, hoy Catedral de la Santa Cruz todas las madrugadas, la repartición del pan bendito y las estampitas por la memoria de los difuntos, la impecable indumentaria de los presbíteros, sacristanes y monaguillos para el rito sagrado de la santa misa. La presencia protagónica del oficiante Monseñor Fernando Arturo Franco Benoit, con su incuestionable magnetismo místico; los días de las confirmaciones a las que asistía el obispo de Santiago y los niños recibían una cachetada declaratoria y una cruz en la frente, de manos del obispo.

Son dignos de citar los vía crucis a pie hacia Pueblo Nuevo, dirigidos por el reverendo Evangelista Disla; las procesiones del Viernes Santo o Santo Entierro, encabezados por Juan Taveras, Otoniel Acevedo, Rafael Reynoso, Chichito Rodríguez, Antonio Reyes Lozano. Los rosarios y peregrinaciones en tiempo de sequía, implorando a Dios por la lluvia; el lanzamiento de globos que iban a parar a Jaibón, la Caída y hasta Cana Chapetón para las patronales de la Santa Cruz el 14 de septiembre; la corrida de sortijas, sacos y el palo encebao. Los aguinaldos o mañanitas con la figura del Mano como Santa Claus, y amenizados por músicos y cantantes como Cachila, Cuco Sarit, Bolívar Ventura, Teodoro Rodríguez (Coplé), y sus respectivos jengibres en cada esquina de la ruta, en las navidades.

Los caballitos o tiovivo de Monclús, las sillas voladoras, la estrella giratoria, y la Gran Betina, trapecista que luego nos enteramos murió en su oficio, en otro país.

Su primer Gobernador Provincial fue en 1959, Don Manuel Evertz, culto y erudito.

En sus bares y cabarets se escuchaban los boleristas de moda en los años 50-60 como Bienvenido Granda, Toña la Negra, Fernando Valadez, Panchito Riset, Laserie, Nicolás Casimiro, Lope Balaguer, Elenita Santos, María Luisa Landín, Javier Solís y Fernando Álvarez, entre otros.

El principal era el Samoa, propiedad de Rigoberto y luego Quinín Santana; donde se presentó una buena parte de esos artistas, auspiciados por distintas casas licoreras, como Los Compadres, que fueron patrocinados por el Ron Jacas Especial, de Barceló C x A, década de 1950.

En dicho bar era costumbre presenciar a Minguito “La desgracia”, y su pareja para verlos bailar “La Bella Cubana” (Danzón) y en los fines de semana, eran fijos los Cachilas tocando sus clásicos, como “La llave” y “La Chiva ética”, pelética, peluda, pelitancuda.

Otros bares eran el Sidra de Nanito Sánchez, el Palmera, el Jimenoa, el Bombillo Rojo, el bar de Bourdier, Yoya, María marquesina, la Cuyaya, etc.

Eran famosas las películas del Teatro Jaragua anunciadas con altoparlante por Mariachi, un personaje maeño. “Indios y vaqueros, Quo Vadis, La pasión de Cristo, Lo que el viento se llevó, Zorba el griego, Doctor Zhivago”, etc. Este era propiedad de Ángel Tejada y luego administrado por Mario Evertz.

Un establecimiento muy concurrido era la botica de Don Ismael Reyes, de altos conocimientos farmacéuticos, que preparaba pócimas muy eficaces. También había zapaterías famosas, como: el Timbre (propiedad de el Chino), la de Rafaelito, en la Calle Santa Ana, la de Blas Ventura, el músico y otras.

Monumento a los héroes de la Restauración, en el parque Amado Franco Bidó

Recuerdo las retretas por las noches en el parque Amado Franco Bidó, donde cantidad de niños dábamos vueltas a la glorieta al compás del rítmico y pimentoso merengue que iba después del receso. Era magistral la dirección musical de parte de Antonia Arté (Tontón), Daniel Colón (Lucero) y Acides Bonilla, aunque en tiempos más remotos, las dirigieron Emilio Arté, Rubén Darío Portalatín, Luis Alberti, Lorenzo Bustamante y Carlos José Ostenwalder, entre los cantantes estaba Sergio García.

Mao fue uno de los primeros pueblos del país en el que hubo un hipódromo, cuyo ideólogo fue el español adoptado como maeño, Valentín García Viana, hombre de acrisolado amor al trabajo, un progresista, aunque Don Rafael Madera (Feso) también contribuyó en el mismo.

También en el Play de allá se escenificó una lidia o tauromaquia, aunque con uno toros famélicos que hicieron más que una competencia, una sátira taurina.

Un hecho trágico en la historia de Mao fue la volcadura de Mamey en 1943 en la que fallecieron 8 personas muy conocidas del pueblo, entre ellos la viuda de Salomón Hadad, lugarteniente del General Desiderio Arias, doña Estaurofina Pichardo de Hadad y los hijos de Eleodoro Tineo y Doña Delia Ureña.

Famosas eran las fiestas del Club Quisqueya, algunas de las que contaron con la presencia del Generalísimo Trujillo, quien bailó con algunas damiselas nativas.

Desde el punto de vista militar recordamos con pavor el bombardeo de la fortaleza General Benito Monción en noviembre de 1961 por la no rendición de su guarnición a la caída del régimen.

Otro suceso trágico más reciente fue el asesinato múltiple que cometió un guardia del Ejército Nacional, despechado por una hija de Eufrasio Cueto llamada Reina, matando unas 7 personas que no tenían que ver con el caso. (Años 1965-1970).

Especial mención merecen las ocurrencias y bailes de máscaras organizadas por Thelma Aquino Reyes viuda Brea; Las velas de Nina Tobías; el colmado de Filomena Espaillat; el fuego de la casa de Juan Taveras; los desfiles de modas de Ligia Amaro y Omar Jaen, el venezolano; los rezos y 9 días de Rafael Rodríguez Ramos (Niño); El mal de ojo de Bobita; las barberías de Andrés el mocho de Efigenia, Balao, Daniel, Punso, Caonabo, Homero; los salones de belleza de Ligia Amaro y Carmencita Reyes, la compra venta de Luis Deschamps, el sordo y la proeza de Mechita, quien cruzaba sumergido en el canal mayor por debajo de tres puentes consecutivos.

Un entretenimiento de Mao vigente desde hace mucho son las giras al río: El Balneario, la Compuerta, los Palitos, Mao Adentro, El Charco de los Indios, la Piragua, Los Mangos de Cuta Vargas, Martínez o Sabana Grande, y el chorro de Guayacanes, etc.

Nuestro pueblo ha producido prestigiosos médicos, abogados, escritores, periodistas, deportistas, ingenieros, agrónomos, artistas, maestros, diplomáticos y otros profesionales de gran valía y unas 10 reinas de belleza nacionales, además de habernos dado grandes héroes y mártires como los de la Batalla de la Barranquita, el 3 de Julio de 1916; los asesinados en la Era de Trujillo: don Francisco L. Madera Rodríguez (Panchito), Amado Colón, Victoriano Almánzar, Santiago Espaillat Ulloa, Gerardo Rodríguez Bonilla, Chicho Rodríguez, Pericles Disla y Salomón Haddad, entre otros; los que murieron en Manaclas junto a Manolo Tavárez Justo (Papito Ramírez; Manuel de Jesús Fondeur o Piculín y José de los Santos Reyes o Reyito) y los sobrevivientes Joseíto Crespo Minaya, Rafael Crespo Minaya (Rafita), Rafael Reyes Gómez (Pitifia), Arnulfo Reyes Gómez y otros. En la Revolución Constitucionalista de Abril del 1965, el coronel Rafael Fernández Domínguez (de Jicomé, Esperanza), Juan Miguel Román, Ledesma Colón y Euclides Morillo (también de Esperanza) y Manuel de Jesús Hadad (Milet), ex gobernador vilmente asesinado en las cercanías de Santiago y los sobrevivientes: Juan Antonio Muñoz (Pango), Tito Cabrera, Evelio Martínez, Sergio Peña y otros. Los sobrevivientes del 14 de junio fueron: Fulvio Felipe, Pedro Felipe, Yoryi Morel, Monchy Valerio, Carlos Bogaert (Charles), Dr. Luis Rafael Gómez Pérez y otros.

Mao tiene una cantera de personajes pintorescos que alegraron con sus ocurrencias a los habitantes como son: Don Poro, Tororé, Eloisa, Mandufe, Ramón Bonilla, Dominguito Reyes, Turrú, Valetoño, Júa, el Bizco (de Cocín), Pariro, Melliza, Vitoi, Miracielo, Corombo, Segueta, el Mayor de la C.D.E, cuyo apodo es impublicable, Pedro Mao, Felí Moquillo, el Eléctrico, Ñenga, Moronta, Marrañao, Catarey, Ojo verde, Cuero gordo, Pisón, Fello Totín con sus 104 hijos, Corina y Sabita Rodríguez, Biencito Gómez, Cónfiro Valito, Joselito Bonilla Marrero (Campanero), René Crespo Minaya, etc.

Designado por su “Homero” más fecundo Don Juan de Js. Reyes como la “Villa de los Crepúsculos del Rojo de las Tunas” en Mao se compusieron y musicalizaron piezas que son clásicos del cancionero nacional como “Aquel 19” de Marina Tió Brea y Radhamés Reyes Alfau; La india Soberbia de Juan Lockward para Julita Tió; Valverde de Luis Alberti y Menéame los Mangos de Piro Valerio y María Reyes Cabral Vda. Madera.

Nuestro pueblo produjo una de las mejores voces del país, el Barítono Guarionex Aquino, dos veces gobernador provincial, y saxofonistas de la talla de Juan Colón y Humberto Reyes (El Chivo) ambos músicos de la Orquesta de Rafael Solano y Coreógrafos como Leo Crespo y Chiqui Hadad.

Y para cerrar con broche de oro, Mao fue cuna de uno de los políticos más destacados del siglo XX, el Dr. José Fco. Peña Gómez, tan nuestro como las cristalinas aguas del caudaloso río Mao y en la primera mitad de dicho siglo, del Gral. Desiderio Arias, quien tuvo hegemonía en la zona y traicionado por un pacto que Trujillo nunca cumplió.

Debe destacarse que en Guayacanes de Mao, pernoctó el Apóstol de la libertad de Cuba José Martí, en el descanso que requería su viaje junto al Gral. Máximo Gómez, desde Montecristi hacia Santiago, el cual se realizaba a caballo, esto fue en la residencia eglógica de la distinguida familia Chávez Calderón en los años de 1892 a 1895; Doña Ceferina Calderón de Chávez, dama de fina estirpe, fue quien también salvó la vida al Brigadier español Buceta en las guerras de la Restauración, gesto de samaritana y no de traición a la patria, pues habían perdido la guerra. Su hijo Pedrito Chávez y Nonino Pons, más tarde salvaron la vida en la Era de Trujillo a los esposos Dr. Leovigilio Cuello y Doña Carolina Mainardi (Conina).

Epilogando, Mao es un pueblo encantador, sus atardecidas y su gente le dan un toque especial; la polícroma flora nativa tiene contrastes que van desde los verdes arrozales llaneros a las hirsutas masetas y oteros que engalanan ambas cordilleras, pues como es una mesopotamia, tiene una vertiente septentrional poblada de amapolas que enrojecen el panorama entre Guayacanes y los Hidalgos (Mamey) con ribetes paradisíacos y en las estribaciones de la cordillera central, sus faldas pobladas de cactáceas (tunales, magueyales y guasabarales) donde cantan ruiseñores y tórtolas y en sus cúspides, pinos y casuarinas se enseñorean compitiendo a quien alcance primero el firmamento, entre el melodioso canto de la calandria y el pitirre. En la picardía del maeño se entona un estribillo que reza así: “El cura de Mao se ha degaritao, y la gente dice que no vuelve a Mao”.

EXQUISITECES MAEÑAS

El puerco asao de Tinita, El arroz Toño Brea, la boruga de Pepe, la longaniza de Tina Bonilla, el pan de Ismaelito Reyes, el dulce de Anita su esposa, los Kipes de Ninín Santana, los mantecados de Tatá Santana, el mabí y suavecitos de Pasito García, el mondongo de la parada, el melao de Mayía, la fonda de Mateo; los chicharrones de Niño el hijo de Dominguito el sordo; el chocolate de Julio Campeón; arroz con pollo del Chino en el Samoa Bar; Panecicos de la Sierra; carbón de aroma, casabe de Monción, vinagre Patrón Santiago de Chichito Rodríguez, velones y velas; el bizcocho de King; frío – frío de Sebastián; hielo de Yuyú; dulce de leche de Doña Nía Madera, leche de Doña Sixia Peña, dulce de Carpín Crespo; los comedores de: Celeste, Pelagio y Nepo Núñez, la carne frita del Bacano, gofio, melcocha y canquiña de Fife Corcino; Fonda de Beatriz y Patria la de Alexis, la leche batida de la barra Central; los caramelos de Consuelo Colón, los mangos bullitas del ventorrillo de Lula, el café de Potó, la leche de Alberto Disla y los plátanos de Milito.

TRADICIONES MAEÑAS: Procesiones del Viernes Santo

Reverendo Fernando A. Franco Benoit

Una de las estampas religiosas de nuestro pueblo que más añora mi mente adulta, son esos desfiles o procesiones sacras que se celebraban, y aun celebran en mi pueblo, cargadas de regocijo y fervor místicos, propio de las mas prístinas cofradías romanas y judeo cristianas, conmemorando la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, luego de pasar las clásicas penurias y humillaciones abyectas, que ser humano alguno resistiera a través de los evos.

Se realizaba el Viacrucis dentro de la procesión misma que constaba de catorce estaciones caracterizadas cada una por diferentes estados anímicos de sufrimiento, postración, y flagelación, entre los que hemos de recordar tres caídas con la cruz a cuestas, corona de espinas, rostro demacrado, debido a los estigmas impresos en las sienes y el costado traspasado por el filo de una lanza; labios sedientos y deshidratados a los que mitigaron la sed con vinagre, empapado en una especie de gasa impregnada por dicha acerba sustancia. Escarnio y burla por un lado; el Cirineo y la Verónica ayudando con la cruz y enjugando el rostro mustio y macilento de Nuestro Señor; con rostro triste y doloroso pero rodeado de una paz que vence el rictus de sufrimiento que se irradia a toda la humanidad, a través de su luz.

Las mujeres de Jerusalem representadas por devotas de distintas hermandades (cofradías) de la Parroquia Santa Cruz de Mao. Todo con un toque maeño teatralizado por gente del pueblo sin estudios de dramaturgia ni actorales, sino aprendidos a fuerza de escudriñar las Sagradas Escrituras, sin estereotipos ni estridencias y de escuchar las homilías y prédicas del presbítero Monseñor Fernando Arturo Franco Benoit, un pastor reverente y digno vicario de Cristo en el terruño maeño.

No faltaban los cargadores o costaleros de las imágenes, que sostenían el sarcófago del Santo Entierro y la Dolorosa, hermosa imagen de la Virgen María, que aunque llorosa y triste, pañuelo blanco en mano y toda vestida de negro, presidía la aparición del féretro con los restos del Hijo Amado.

En Mao siempre jugaron ese rol por varias décadas, un grupo de caballeros altagracianos entre los que destacan: Otoniel Acevedo, Juan Taveras, Neney Peralta, Antonio Reyes Lozano, Rafael Reynoso, Chichito Rodríguez y Luis Peña y otros, quienes cantaban himnos como “Pequé pequé, Dios mío” “Piedad, Señor piedad”, Si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad”, Bis, entonados también por el resto de la concurrencia.

Es digno de señalar el ministerio de evangelización centrado en el anuncio o kerigma de “Cristo Vive”, seguido de “Ego Sum Principium Et finis, Primus et novissimus. Alfa et Omega”. Yo soy el Principio y el Fin. El primero y el Último. El Alfa y la Omega, leído por Monseñor Fernando Arturo Franco Benoit, vestido de púrpura, como exige la liturgia católica.

Todo este desfile o procesión del Santo Entierro iba precedido por una eucaristía o misa, oficiada por el Reverendo Franco ya citado, el cual cumplía con un ritual en latín cantado y luego venia el Sermón de las 7 Palabras, encabezado por “Eli, Eli, Lamma Sabactani”, lo que quiere decir “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”; frase que consagra la pascua de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Nunca faltaba un cirio encendido en el altar mayor, con rosas a sus pies, el cual es una alegoría del Sol Invictus, que no se extingue, con la omnipresencia de Jesús a pesar de su muerte en la cruz. Las rosas alegóricas de la primavera boreal, que despunta a partir del 21 de marzo, fecha muy cercana y a veces coincidente con la Semana Mayor, luego venía el Sábado de Gloria, con todo el duelo, recogimiento y silencio citadino propios de dicha conmemoración eclesiástica, para oficiar la misa concelebrada de 10:00 a 12:00 de la noche, en la que se conmemora el día más grande de la religión católica, judeo-cristiana “la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo”, con repique de campanas y develizamiento de las imágenes que eran cubiertas con tela, como parte de los ritos sacramentales.

Como epílogo, exhorto a todos mis compueblanos y demás, seguir respetando nuestras tradiciones, aún se incursione en otros credos, pues quienes abjuran a sus valores culturales y su legado ancestral, pierden su esencia misma, renuncian a sus orígenes primigenios, esa escala de valores inalienables que nos conforman como pueblo, como nación.

“Yo no creo en imágenes ni ídolos, pero los respeto, crecí con ellos y son parte de mi”.

El autor es médico, historiador y escritor.

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