SEMBLANZA DE MARÍA DOLORES RODRÍGUEZ DE COLÓN
María Dolores Rodríguez de Colón, nació en 1920. Casada con Daniel Colón -Lucero –, hasta que la muerte los separó.
Procrearon ocho hijos: Carmen, Sonia, Juan, Fátima, Domingo, Úrsula, Julia y Daniel. Tuvieron 21 nietos y 15 biznietos.
Doña Dolores fue una madre excepcional y una esposa fuera de serie. Representó para sus hijos el amor, la abnegación, la compasión, la bondad, la ternura, el testimonio, el carácter y muchísimos otros grandes atributos.
Hoy hacemos un homenaje póstumo a una mujer y madre ejemplar.
1.- Que se entregó a todos sus hijos en alma y espíritu. Los amó más que a ella misma. Sus hechos evidenciaban su amor incondicional, una madre que lo entregó todo, desde una sonrisa hasta su inmenso corazón. Su vida se perdió en la de ellos porque vivió para ellos. Su incondicional amor los protegió en todas las etapas de sus vidas.
2.- Doña Dolores, representó la abnegación, se desprendió de todo por cada uno de sus hijos. Sus cuidados fueron tiernos en gran manera. Sus mimos se sentían cuando se levantaba a arroparlos en las frías noches de invierno, en el silencio de la madrugada, se movía sutilmente como un ángel para cubrir sus cuerpos. Y en un susurro de amor darle la bendición.
Una madre comprometida, que cada día con sus delicadas manos preparaba la comida con ese sabor tan especial y con toda delicadeza, para ellos no había comida igual.
LA DOÑA, Trabajó con todas sus fuerzas como costurera para ganar el sustento que complementaba el ingreso familiar para que tuvieran lo mejor. Muy de mañana se levantaba a coser para cumplir sus compromisos. Pero también le hacía a cada uno de sus hijos las prendas de vestir.
3.- Doña Dolores, representó la bondad, era una mujer de bien, con sus hijos y su entorno, siempre tenía algo que dar, de lo poco que tenía compartía. Extendía la mano incondicionalmente al necesitado.
4.- Representó la compasión, sufrió junto con sus hijos sus problemas. No había hijo que tuviera un problema que Dolores no lo sufriera en carne propia. Sentía el dolor en su alma. Siempre estuvo a su lado, apoyándole; en los pequeños y grandes momentos de sufrimiento y de dolor tenía una palabra de aliento. Pero también en los triunfos y en las alegrías estaba presente. Con una sonrisa en sus labios. Su presencia les daba confianza a sus hijos; nunca los desamparó. Amanecía con el que estuviera enfermo. La enfermedad de sus hijos era su enfermedad. Esa compasión hacia ellos la llevó consigo siempre hasta el último día de su vida.
5.- Una madre que representó la ternura, los trató como capullos, como vasos de cristal. Los consintió a todos y los halagaba como príncipes y princesas. Eran pétalos de rosas de su jardín de madre. Y los reprendía con varas de amor.
6.- Doña dolores representaba el testimonio, vivió una vida ejemplar y con su proceder les enseñó los principios divinos para vivir con decencia y dignidad. Sus hechos hablaron mucho más que sus palabras. Y vivió lo que predicaba; vivió a la altura de lo que deseó para sus hijos.
Les enseñó con su ejemplo: la verdad, la honestidad, la honradez, la disciplina y el respeto por los demás.
Su alma grande destellaba la luz que había recibido de lo Alto. Usó el método de enseñanza que usó Jesucristo, el testimonio, modelando una vida humilde y de servicio.
7.- Una madre que representó el carácter. Les mostró su tenacidad, su perseverancia, su paciencia, su templanza. Les impregnó de rectitud y les enseñó a permanecer firme en medio de la dificultad.
Doña María Dolores Rodríguez de Colón: Fue una esposa incondicional. Fue la ayuda idónea, la esposa que compartió su amor con su alma gemela. Honró su matrimonio y amó a Pío hasta que la muerte los separó. Se unió en una sola carne, un cuerpo, una mente y un espíritu con Pío y juntos edificaron un hogar. Lo amó con todas sus fuerzas, con toda su alma. Lo cuidó, lo consintió, lo comprendió, lo respetó, lo valoró y no escatimó nada. Sencillamente le dio todo.
Su esposo, sus hijos y su hogar eran su ministerio, un lugar sagrado, que Dios le había regalado, el cual convirtió en el jardín del Edén.
Fue una mujer hermosa, limpia, linda y pura. Vivió alejada del mundo, de la bulla, en la tranquilidad de su hogar, dedicada a su familia. Pocos la conocieron fuera de su entorno familiar. Pero hoy todos conocemos de su grandioso legado familiar.
Era tímida e introvertida, pero se hacía expresiva con aquellos que eran sus amistades o conocidos de la familia. Fue tierna como una rosa, cuando entraba en la intimidad de una conversación.
Fue una mujer respetada y admirada por los que la conocieron. Tenía una personalidad que inspiraba y ganaba respecto.
Era una mujer sabia y de atinados consejos. Trabajadora y laboriosa. Una mujer fiel y honrada con profundos principios y valores.
Fue una mujer que nunca buscó su propio bien, sino el bien de su familia por encima del suyo… Doña Dolores, fue una mujer virtuosa. Pío la amo y sus hijos también.
La grandeza de su amor, de su entrega de madre buena hoy la sentimos a través de estas palabras que escribieron sus hijos para DOÑA DOLORES.
Mamá, contigo vimos la luz del mundo. Contigo aprendimos a caminar.
Mamá, contigo aprendimos a ir a la escuela. Contigo aprendimos a descubrir la vida.
Mamá, contigo aprendimos a disfrutar las cosas buenas de la vida y a enfrentar la adversidad.
Mamá, contigo aprendimos a valorar a cada ser humano no importando su condición.
Aprendimos a vivir con lo poco. Y a practicar la solidaridad.
Mamá, contigo aprendimos a levantarnos cuando caemos. Contigo aprendimos que debíamos superarnos.
Mamá, contigo aprendimos a amar.
Mamá, Pío también aprendió a amar y a ser feliz a tu lado.
Gracias a Dios por el privilegio de escogerte como nuestra madre y ser formados en tu vientre.
Gracias a Dios porque te disfrutamos.
Gracias a Dios, porque nos permitió tenerte con nosotros por muchos años.
Mamá, tus enseñanzas permanecerán fieles en nuestros corazones, como la brújula al polo, y obedeceremos el mandato divino de “honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Señor tu Dios te da”.
Nos sentimos orgullosos de ti Mamá.
Mamá, no hay palabras que puedan describirte. Ninguno de nosotros puede describir tu inmensidad.
Fuiste nuestro ángel. Todos nosotros te admiramos… Pío también. Tú era la madre de todos, porque Pío también te decía mamita.
Hace 20 años que duermes, pero sabemos que te levantarás. Solo nos queda aferrarnos a la esperanza de que, en aquel día glorioso, te volveremos a ver y todos tus pollitos podremos estar juntos y unidos bajo tus alas, como siempre fue tu deseo, por toda la eternidad en una tierra nueva y en un cielo nuevo.
Te veremos radiante, hermosa, llena de vigor y vitalidad. Y nos fundiremos en tus brazos de amor MAMÁ.
¡¡¡Muchas gracias!!!
Esta semblanza fue elaborada por los descendientes de Doña Dolores Rodríguez de Colón y leída en el acto por la Lic. Doris Rodríguez.
Enhorabuena familia Colón Rodríguez.
ResponderEliminarIsaías