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miércoles, 19 de junio de 2013

HOMENAJE PÓSTUMO A MADRES MAEÑAS – 2013

EL COMITÉ DE HISTORIA DE MAO, INC., CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DEL MES DE LAS MADRES, RINDIÓ UN HOMENAJE PÓSTUMO A CINCO MADRES MAEÑAS MERITORIAS, EL 19 DE MAYO DE 2013, EN EL AUDITÓRIUM DEL CENTRO MAO-UASD. LAS MADRES RECONOCIDAS Y HOMENAJEADAS FUERON: DOÑA ANA ROSA (NENA) AZCONA DE FERREIRA, DOÑA DOLORES RODRÍGUEZ DE COLÓN, DOÑA LUBA BREA DE TIÓ, DOÑA MÉLIDA MINAYA DE CRESPO y DOÑA TEÓFILA GÓMEZ DE REYES.

SEMBLANZA DE LA SEÑORA LUDOBINA MARÍA BREA DE TIÓ (LUBA)


Hoy, se detuvo el tiempo por unas horas y quizás días al ser convocados por el “Comité de Historia de Mao”, Inc., quienes decidieron escoger por primera vez a cinco madres de este pueblo para que recibieran un homenaje póstumo por el contenido ejemplar de sus vidas en todos los renglones de moralidad, ciudadanía y ejemplo en la vida del hogar.

Pero para nosotros es sumamente importante y es doble la satisfacción porque primero se celebra en el “Mes de las Madres” este reconocimiento y en segundo lugar porque nuestra querida “Mamá Luba” cumple en este año su veinticinco aniversario de haber sido llamada a los brazos de nuestro padre Dios.

Ludobina María Brea Gómez, nació en las postrimerías del siglo XIX en un hermoso pueblecito, eminentemente agrícola y ganadero, llamado Jaibón de Mao, que en sus tiempos era territorio que completaba la provincia de Santiago de los Caballeros. Eran sus padres Juan Francisco Brea, hacendado y ganadero y María Catalina Gómez González, apodada cariñosamente “Mamá Cuca”.

Hablar de su infancia es hablar de una experiencia continua de amor, respeto, cariño, ya que por narración de nuestra “Mamá Luba”, nos contó que en su hogar paterno eran ocho hermanos, donde ella era la segunda en cuanto a eslabón de nacimientos, y todos fueron alimentados con una enseñanza estricta de respeto, pero amorosa, por un padre que salía a sus quehaceres de hacendado, pero que a diario regresaba y permanecía en su hogar vigilando en lo que podía, cómo iban creciendo sus hijos y esa misma labor la ejecutaba a la perfección su esposa “Mamá Cuca”.

Así, como vivió “Mamá Luba” en su infancia y su adolescencia, así mismo permaneció en su vida; era un hogar, el de sus padres, donde no existían rebatiñas entre ellos y mucho menos entre ellos y los hijos, porque como ella misma nos contaba, allí no se peleaba ni se discutía nada, producto de lo cariñosa y buena que era su madre, que solo se inquietaba un poco cuando aparecían en ella, “Mamá Cuca”, sus episodios de asma.

Hablando acerca de su Papá Juan, nos decía que era una persona sumamente tranquila y muy reservado y les demostró siempre, muchísimo cariño.

Salió nuestra “Mamá Luba” tan bien formada de su hogar que por un gran tiempo ella era quien cuidaba a sus hermanos menores al perder a su padre y esto le hacía creer a algunos de sus amigos que era ella la verdadera madre de sus hermanos, viendo el afán en el cuidado con que los trataba.

Los hermanos eran ocho incluyéndola a ella y de ellos seis eran hembras y dos varones. Sus estudios primarios los hizo con los primeros maestros de este pueblo de Mao. Casó con el Señor Elpidio Marino Tió Inoa el día trece de marzo del año mil novecientos veintiuno y recién casados deciden irse a los Estados Unidos (New York) junto con su hermano Pelayo Tió Inoa, siendo ellos de los primeros maeños en residir en esa gran urbe.

De Estados Unidos regresan a los dos años terminando el año 1924 y se establecen de nuevo en su pueblo de Mao; comienza esa vida más que ejemplar a desarrollarse en su hogar y en la comunidad maeña. En ese mismo año, 1924, es cuando trae al mundo a su primera Hija Elida Marina, luego un año y medio mas tarde nace su segundo retoño de nombre Lelia Ludobina y así les siguen Flérida Eneida, Dilenia Altagracia, Melba Josefina y Luis Darío Marino, quién después de cinco hembras trajo una gran alegría al hogar ofreciendo ella a Dios sus muy cristianas promesas, por ese regalo; siempre como mujer cabeza de hogar cuidó con esmero el crecimiento y desarrollo de sus hijos, siendo amorosa pero al mismo tiempo estricta y en el desarrollo de su vida hogareña tuvo como su principal actuación el inculcarle a todos la misma fe que ella procesaba hacia su padre Dios, tanto así, que aun siendo pequeños sus hijos iba a diario al templo católico a rezar el santo rosario a las siete pasado meridiano para contribuir en su educación con lo principal que ella sentía que era vivir con respeto y temor a Dios y a todos los santos.

En su hogar su sensibilidad se mostraba cuidando de un hermoso jardín de rosas que con ello siempre le dio a entender a su esposo y a sus hijos, la grandeza de su corazón, flores que muchas veces utilizó para hacer más hermoso su ambiente de hogar y algo más encumbrado ante los ojos de Dios, flores que regularmente regalaba en los meses de mayo a la madre de nuestro salvador Jesucristo, María Virgen Santísima. En sus afanes del hogar, aún contando con empleadas para que hicieran labores de limpieza y alimentación, nunca permanecía sentada y en ocasiones asumía ella misma los quehaceres del hogar ayudando con ello a las trabajadoras que estaban a su servicio.

Cocinaba platos exquisitos para así atender como esposa y madre a todos los componentes de su hogar y todos sus nietos testifican que no existía nadie en esta tierra que hiciera un cortado de leche y un pastelón de harina de maíz relleno de carne molida, como solía ella sabiamente hacerlo.

Era tan religiosa, tan temerosa de Dios, que formó parte de los miembros de la Hermandad del Corazón de Jesús, fue fundadora de la Hermandad de San José, fundadora también de la Hermandad del Perpetuo Socorro y trabajó arduamente colaborando con aportes humanos y monetarios con la Obra Diocesana de Vocaciones Sacerdotales, obra esta que entregó a la Santa Iglesia Católica, muchos jóvenes Sacerdotes.

Era una mujer de un temple maravilloso y en su trato con los demás nunca se observó discrepancia o malos tratos con nadie, tanto así, que sus sobrinos la tenían como su consejera familiar y en la parte no familiar, toda persona que llegaba a su hogar necesitado de cualquier tipo de ayuda siempre salía satisfecha de su casa porque era “Mamá Luba” una persona totalmente desprendida.

Le apesadumbraba el dolor humano producto de la humildad y el amor con que fue educada y al mismo tiempo era también una mujer llena de fortalezas y sobre todo, muy familiar y alegre. Instauró que todos sus hijos con sus nietos la visitaran frecuentemente llegando casi semanalmente a verse en su hogar totalmente rodeada de casi toda su familia cercana y fue ahí donde estableció el que todos los veinticuatro de diciembre sus hijos sin excepción y sus nietos estuvieran cenando y compartiendo en su casa casi hasta el momento en que se despidió de esta vida para irse a la casa de nuestro padre Dios.

Como anécdota importante por su hermosura física nos narran que estando ella compartiendo de una fiesta en el Club Quisqueya de Mao, donde estaba presente el generalísimo Trujillo, éste se paseó frente a las asistentes y al llegar frente a ella le dijo: “con usted es que deseo bailar y ella muy respetuosamente le contestó que lamentaba no poder complacerlo por estar de duelo por el fallecimiento de un familiar muy cercano, y el señor Trujillo se lamentó ante ella por no poder hacerlo”.

A “Mamá Luba” nunca se le vio molestarse con su esposo en el hogar, sus hijos nos narran que nunca presenciaron una discordia entre ellos y era tan celosa con su trato que no permitía que salieran a otro pueblo a estudiar, porque decía y se preguntaba cual madre podría hacerlo como lo hacía ella, pero eso desde luego sucedió hasta verlos crecer y pasar éstos a su adolescencia.

Cuando les permitía salir a cualquier actividad siempre les ponía una hora temprano de regreso, tanto así, que dos de sus hijas (Lelia y Flérida) fueron princesas en un reinado del Club Quisqueya y a las diez pasado meridiano las hizo regresar a su hogar.

Era exagerada de buena fe en sus cuidados maternos y tan llena de amor no solo por sus hijos, sino por todas las personas y por ello les traigo al recuerdo ahora de alguien que le sirvió muchos años en el servicio de su casa, una señora vegana llamada “Doña Lila” que por circunstancias de la vida tuvo que regresar a su pueblo y abandonar su trabajo y ella en muchas ocasiones fue personalmente a la Vega para saludar y saber del estado de su ex empleada en su propio hogar.

Hoy, querida “Mamá Luba”, concluyo esta semblanza en tu honor diciéndote que muchas páginas más podrían quedar plasmadas de tu diario vivir y tu hermosa manera de ser como humana que fuiste, pero me atrevo a resumir tu hermosa y larga vida diciendo que fuiste ciudadana ejemplar, dejándole en tu tiempo a tu pueblo, Instituciones Sociales de importancia como lo fueron la fundación del Centro de Damas de Mao, así como de varias Instituciones Cristianas como las ya mencionadas, Instituciones estas que perduran hasta nuestros días; fuiste también esposa abnegada siendo ejemplo claro de mujer de su hogar con fino trato a su esposo y a sus hijos y prueba de ello es que tus descendientes todos fueron, son y serán personas respetadas y sobre todo seguidores tuyos en la fe de Dios, por eso fuiste católica a carta cabal, cumpliendo con creces los preceptos de la Palabra de Dios y siendo como fuiste temerosa de él, en quien confiabas; mujer hacendosa, solidaria con los necesitados y con los indigentes, pues siempre tenías tiempo para compartir de lo tuyo, con los menesterosos de tu pueblo.

Hoy, Ludobina María Brea Gómez de Tió, te tributamos el más especial y caluroso de los aplausos porque fuiste, eres y serás siempre, un ejemplo de mujer: humana, cándida, sublime, amorosa y sobre todo una verdadera cristiana hija de nuestro Padre Dios.

Y si hoy con este hermoso homenaje que te brinda el Comité de Historia de tu pueblo nos sentimos orgullosos, es porque el 29 de noviembre del año 1988, te fuiste a los brazos de nuestro señor todo poderoso, cambiando de una vida terrenal a la mejor de las vidas, vida espiritual en Cristo, porque todos sabemos que supiste ganarte esa gloria.

Esta semblanza fue preparada por nuestro querido sobrino Marino Salomón Arbaje Tió, con la asistencia de muchos de los hijos y familiares de Dña. Luba.

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