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domingo, 15 de septiembre de 2013

MÁXIMO CABRAL

Hola Isaías. Esta apología de Máximo Cabral salió publicada en la revista Panfilia que se editaba en Santo Domingo a los pocos años (1922) de acontecida la gesta de La Barranquita, cuando se hallaba muy vivo en el imaginario colectivo el valor demostrado por los maeños en la misma. Te anexo una muy conocida foto de nuestro héroe. Rafael Darío Herrera.

Por Rafael Edo. Ricart.
Santo Domingo, febrero 26 de 1922.


Para el Licdo. Luis C. del Castillo

Una banda tricolor sobre el pecho generoso y amplio, y dos manos recias y vigorosas para defenderla, se mostraban en el campamento de La Victoria del Ozama, allá por el infortunado mes de mayo de 1916. La férrea contextura del noble mancebo abanderado por su amor y por su denuedo en los luctuosos días precursores del lamentable eclipse de la autonomía de la República, su altivo porte marcial, presentado en un físico de elevada estatura, elegante a la par que grueso, formaban del digno pedestal que sostenía la cabeza ilustre por la sinceridad de sus reclamos en defensa de los fueros autonómicos, fundados virilmente por los pretéritos patricios libertadores y establecidos con los pujantes mandobles de cien combates triunfales.

Al ver a Máximo otear concentradamente la lejanía, sosteniendo inamovible la dulce mirada de sus hermosos ojos negros y expresivos, al aire la sedosa cabellera oscura y al sol las finas facciones de su tez trigueña, daba la admirativa impresión de un moderno David, pastor y guerrero, siervo y devoto del invicto estandarte del pueblo dominicano. La naturaleza complacióse en forjarle con idénticos puros elementos con que esbozara la mayestática personalidad del ínclito cacique Guarionex.

Pero cuán distinto el Destino de estos dos patriotas... Enriquillo, después de cruentas luchas y acerbas penalidades logra la realización de sus anhelos libertarios para su pueblo, mientras que Máximo, envuelto gloriosamente en su Ideal, rinde la jornada de esta triste vida con la sonrisa en los labios movidos siempre por la divina visión interior de su amada Patria. El fecundo llano de Guayacanes de Santiago(1) trepidó bajo el estruendo pavoroso de su caída, y las veinte y cinco estrellas incrustadas sobre su fornido tronco por la ametralladora enemiga, vertieron el vivificador fluido en una votiva ofrenda filial y conmovedora.

Hijo predilecto de Valverde, corazón intrépido y afable, voluntarioso vencedor del natural instinto para cumplir los más bellos y sagrados deberes de sacrificio patrio, cuando tus conterráneos eleven al cielo el monumento que bien mereces, la tradición y la leyenda habrán vertido en tiernas cadencias, en cantos épicos y músicas marciales la revelación del enorme gesto que cubrió de laureles tu tersa frente serena y grave.

Quiero poseer por un instante la donosa pluma de Plutarco para poder grabar con fuego y oro, no tan solo la estupenda hazaña de tu holocausto, sino también las magníficas expresiones de tu verbo caldeado en el fragor del patriotismo de treinta años; y puesto que es justo que el biógrafo de los TRINITARIOS(2) hubiera sido el señalado para recomendar tu eficiente vida, perdona mi osadía al hacer tu elogio, ya que no tuve valor para desafiar la muerte en el terrible momento vejatorio,(3) y hoy me atrevo a recibir la augusta dicha de exaltar tu excelso nombre y recomendarlo a la imperecedera memoria de los siglos.

1. Cabral murió en el montículo denominado La Barranquita.
2. Don José Gabriel García, historiador.
3. El terrible día de la intervención Norteamericana.

1 comentario:

  1. Excelente publicación,convertida en un retrato gráfico de aquel momento histórico, en que David enfrenta y derriba a Goliat, con el entusiasmo de ver a nuestra patria libre y soberana.Ondeando su bandera bajo los cánticos vitoriosos de la sacrosanta libertad.
    "Que viva para siempre" junto a los demás héroes y martires de tan importante y singular Batalla.

    Antonio Mateo Reyes.

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