Señoras y señores, en este hermoso acto de Homenaje Póstumo a Madres Meritorias, nos mueve la indeclinable necesidad de traer al presente, la trayectoria de vida de una extraordinaria y valerosa mujer, cuya inspiradora semblanza tendremos el honor de darles a conocer.
Vio la luz del mundo el 29 de mayo de 1920, siendo la segunda hija del ejemplar matrimonio de Don Luis Bueno, oriundo de Monción y de Doña Francisca Guzmán (Dña. Fica), nativa de Moca.
Vivió una infancia feliz en la que su expresión despierta, su inteligencia y su vivacidad eran claras señales del inmenso potencial humano de que estaba dotada. A los 14 años de edad, se convierte en la primera graduada de la Academia de Santiago dirigida por el profesor Don Antonio Cuello, donde obtuvo el Diploma No. 1 en Mecanografía y Tenedor de Libros. A los 14 años también es recomendada, sin ella saberlo, por la profesora "Señorita Gachén" para desempeñarse como maestra. El entonces Secretario de Educación Ramón Emilio Jiménez la nombra en la Escuela Mixta "Presidente Trujillo" (hoy Juan Isidro Pérez). Sorprendida, acepta el cargo bajo la amonestación de su padre que afirmaba: "al gobierno de Trujillo no se le debe rechazar una asignación".
Echemos a correr nuestra imaginación y con los ojos del alma, contemplemos a esta adolescente de apenas 14 años, asumiendo la difícil, sacrificada y comprometedora tarea de guiar a otros niños por los senderos del conocimiento y del saber. Sus alumnos, a veces mayores que ella, siguiendo los cánones de ese tiempo la respetaban y le profesaban cariño, aunque solía relatar ella, hubo ocasiones en que se vio en apuros cuando algunos se enfrentaban en pleitos.
Desde entonces, su innata vocación de maestra le trazó el camino a seguir; enseñar; y así lo hizo, con toda la entrega y dedicación de que era capaz.
Se inició en la enseñanza de la mecanografía aprovechando el espacio del almacén de zapatos de su padre, Don Luis, y con el transcurrir del tiempo, con desmedido esfuerzo y tesón pudo construir su edificio y fundar el Instituto Comercial Profesor Cuello, donde miles de alumnos maeños y de zonas aledañas se armaron con los conocimientos necesarios y con las sabias orientaciones de esta maestra para desempeñar cargos de Secretarios y Contadores en las diferentes oficinas Públicas y Privadas de la Región.
Nos hemos adentrado en la dimensión mujer-maestra de la homenajeada; veámosla en el marco del hogar.
A los 22 años de edad, entregó su corazón al apuesto joven moncionero Antonio Brito Izquierdo con el cual casó, siendo frutos de esta unión matrimonial, sus dos hijas: Mercedes Aura (Chedín) y Mayra.
Desde pequeña, Mayra adolecía de una afección cardiaca y esta madre se dedicó en cuerpo y alma a velar por la salud de su hija. Realiza innúmeros sacrificios, entre ellos el de vender su casa de Monción para obtener recursos y viajar a EE.UU. donde le practicarían una intervención quirúrgica a Mayra.
Su consagración, su empeño, sus desvelos, lograron prolongarle la vida a su hija. ¡Solo una madre puede hacerlo!
Esta madre, paradigma de devoción materna, le regaló a sus hijas y sus nietos y nietas, su sabiduría y su experiencia, su elevado sentido del trabajo y su alto concepto de lo que es la familia y la amistad; pero además, con su auténtica fe cristiana, afianzada aun más con los cursillos de cristiandad, les predicó con el ejemplo, el servicio al prójimo y al necesitado, fue una mujer que al decir de Proverbios: "Alargó su mano al pobre y extendió sus manos al menesteroso". Fue una mujer con acrecentado amor a su pueblo, llena de civismo y de amor patrio.
Perteneció como socia al Centro de Damas de la ciudad y fue miembro del Comité de la UASD.
Distinguida concurrencia: cada rol social implica determinadas formas de comportamiento. Esta mujer, esta madre, esta maestra, esta amiga, esta ciudadana, supo cuándo ser enérgica y decidida, cuándo ser tierna y abnegada, cuándo ser valiente, esforzada y sacrificada; cuándo altruista, caritativa y generosa; todo esto conjugado con el buen humor, la simpatía y la jocosidad salpicada de pequeñas travesuras. Y es que ella tenía la firme convicción de que para enfrentar la vida, para luchar, hay que saber reír.
Amante de la música, aprendió con su fiel y amada amiga, Doña Tontón Arté, a tocar el bandoneón y el piano, y con su peculiar elegancia, en las tertulias de amigos y amigas, arrancaba melodiosas notas a su bandoneón. Amante del teatro, sus representaciones teatrales, "sus veladas", siempre dejaban un meta-mensaje reflexivo y educativo.
Pasó el tiempo... enfermó... y un día 4 de agosto de 1992, partió con su cosecha de obras y de bien a la misión celestial.
Señores, lo afirmamos con pleno convencimiento: las mujeres como ella no desaparecen, echan fuertes raíces que conservan intacta su presencia; dejan huellas eternas porque ellas han sido heraldo de las nobles causas.
Hoy estamos reunidos en torno a su recuerdo, a su memoria, a su testimonio de vida. Hoy, junto a Mercedes Aura, su hija; junto a sus nietos, nietas, biznietos, prolongación de su amor y de su vida; junto al Comité de Historia, al público presente y al pueblo de Mao le rendimos tributo de Amor, de admiración y respeto a esta mujer que fue AURA, radiante de energía, que fue LUZ en el sendero de muchas.
Nuestro homenaje a: AURA LUZ BUENO GUZMÁN
NOTAS:
(1) DON LUIS Y DOÑA FICA BUENO (LOS PADRES DE DOÑA AURA)
Por Evelio Martínez
DON LUIS Y DOÑA FICA
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