miércoles, 28 de mayo de 2014

DISCURSO INAUGURAL DEL HOMENAJE PÓSTUMO II

Por Lavinia del Villar Jorge de Fernández
Presidenta del Comité de Historia de Mao, Inc.
Mao, 18 de mayo de 2014


“¡Benditas entrañas que me dieron vida, manos cariñosas que me dieron pan…! ¡Como se hizo nada lo que fuera todo, como se hizo angustia lo que fue cantar!”


Parte del público asistente

Doña María

Hay personas que no creen en los homenajes póstumos, y de hecho a mí particularmente me gustaría que los sentimientos y pensamientos que los que me quieren tienen para mí, me los regalaran en vida.

Sin embargo, pienso ¿por qué le llevamos coronas de flores a Duarte? ¿Por qué celebramos misas a la memoria de Caamaño, por qué hacemos actos de reconocimiento a Rafael Fernández Domínguez? Por qué llamamos una calle Emilio Arté, un colegio Ana Delia Jorge, una escuela Juan de Jesús Reyes, una provincia Hermanas Mirabal, una biblioteca Pedro Henríquez Ureña, …? Simplemente porque queremos que las generaciones del futuro conozcan las personas que entregaron algo a la patria.

Doña Prieta

En eso se inspira este Homenaje Póstumo: en recordar madres que entregaron algo a la patria, madres que dieron todo lo que estuvo a su alcance para formar entes productivos a la sociedad, madres que tuvieron la esperanza de ofrecer buenos frutos a nuestra nación.

Cuando Doña América tejía, doña María cocinaba, mamá Cheché aconsejaba, doña Dulce consolaba y doña Prieta ayudaba al prójimo, ya se hacían acreedoras de ser recordadas con satisfacción por este pueblo, al que regalaron una descendencia honorable.

También se inspira este homenaje póstumo, en el deseo de enseñarles a los descendientes de estas nobles mujeres, que a lo mejor no las conocieron, que ellas, desde un rinconcito en su hogar, realizaron hazañas que las hicieron merecedoras de ser apreciadas y valoradas, con el fin de que ellos también reconozcan esos atributos, y se sientan orgullosos de sus raíces.

Doña América

Por eso, hoy honramos y reconocemos a doña María, cuando volviéndose una guerrera cuidó incansablemente de 15 hijos… a doña Dulce por transmitir a sus hijos, la dulzura y el espíritu de servicio que hoy prodigan a esta comunidad… a doña Prieta por ser sinónimo de compasión dando pan al hambriento y agua al sediento… a Mamá Cheché por ser casa abierta para conciliar y consentir, no solo hijos suyos y no suyos, sino también nietos, familiares, amigos y vecinos… y a doña América, no solo por su entrega, sino por las lágrimas escondidas e impotentes que derramó cuando vio llevar a uno de sus hijos a la fatídica cuarenta, sin siquiera imaginar si regresaría vivo.

Todas ellas, son madres que hoy trascienden adornadas de acciones justas, buenas obras, enseñanzas nobles, y actos de valor…, porque para trascender no necesitamos prender nuestros nombres en las más altas montañas, ni inventar mil canciones que rueden por el mundo. Para trascender… solo basta con remar fuerte, tirar piedras, regar flores, contar glorias, sembrar fe, crear conciencia, y más que todo… repartir amor.

Doña Dulce
Mamá Cheché

“No vivas para que tu presencia se note, sino para que tu ausencia se sienta.” Bob Marley

“Sé que está en el cielo porque fue su vida toda transparencia, toda suavidad, y aunque no escuchemos su plegaria ardiente, ruega por nosotros en la inmensidad”

"Benditas entrañas que me dieron vida, manos cariñosas que me dieron pan...”

A todas ellas, mujeres dignas, peregrinas de amor y sufrimiento, heroínas silentes…

Gracias por ser…

¡Simplemente Mamá!

Fotos cortesía del Ing. Fernando Ferreira Azcona, miembro del CHM.

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