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miércoles, 16 de enero de 2013

HISTORIA DEL ALUMBRADO DE MAO


Por Rafael Darío Herrera R.
El autor es historiador, profesor universitario y miembro correspondiente de la Academia Dominicana de Historia

A finales del siglo XIX (1894) la iluminación de las principales calles del pequeño poblado de Mao se realizaba con faroles alimentados con petróleo, para cuyo sostenimiento se recabó la colaboración de los ciudadanos más acaudalados. En los hogares se usaba el quinqué (lámpara de mesa alimentada con petróleo, provista de un tubo de cristal que resguardaba la llama).

Para inicios del siglo XX sólo la familia Bogaert contaba con su propio sistema de abastecimiento de energía eléctrica. En 1926, el Ayuntamiento compró a crédito al señor Miguel A. Castaños una planta eléctrica de 37.5 kilos por $4,000, poniendo como garantía el provento (renta) de matanzas, a un interés de un 12 por ciento anual. Para esto las autoridades municipales debieron obtener la aquiescencia del Congreso Nacional. La planta se instaló en la calle Gregorio Aracena, donde está situada la residencia de la familia Amaro – Bonilla. Lugar donde estuvo el cuerpo de bomberos de Mao.

Pero ya para 1943, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, la planta había agotado su vida útil, por lo que la luz que proyectaba era de pésima calidad. Los principales problemas de la misma, de acuerdo con un informe del operador (motorista eléctrico) al presidente del Ayuntamiento, eran los siguientes:

1. La caldera de la planta era muy pequeña, lo que impedía llevar el motor a un régimen óptimo de marcha. Esta caldera era de vapor y se alimentaba con leña.

2. Las líneas de distribución comportaban grandes pérdidas por falta de aislamiento.

3. Las líneas resultaban insuficientes para la carga que por ella circulaba.

4. El generador era de 37.5 kilos y tenía más carga que esa.

5. Al no utilizarse contadores en las acometidas de los abonados, no se podía controlar el consumo, razón por la cual algunos abonados pagaban $3.0 cuando debían pagar $15.00. (Acta del Ayuntamiento, 2 de febrero, 1943).

Posteriormente, el 19 de febrero de 1943, el Ayuntamiento destinó $83 para la reparación de la planta eléctrica, distribuidos del modo siguiente: $69 para la caldera, $6 para la reparación de la válvula y $7.5 para la llave de paso.

El periódico La Información de Santiago se hizo eco de la suspensión del servicio de alumbrado en Mao, ponderada como la villa cabecera más importante de la provincia de Santiago por el desarrollo de sus plantaciones de arroz. El diario proponía como solución a la crisis eléctrica la instalación de un sistema similar al existente en Jánico, donde se había instalado un acueducto movido por una rueda hidráulica, el cual, además de impulsar el agua hasta los reservoirs, generaba la corriente eléctrica necesaria para el alumbrado, y en el caso de Mao hasta podría producir la fuerza motriz requerida por las factorías arroceras.

La obra se realizaría con un empréstito que se pagaría con los beneficios generados por el acueducto y el propio sistema eléctrico. (Véase el editorial “El alumbrado de la Villa de Mao”, 23 de febrero, 1943). El editorial provocó la movilización hasta Mao del gobernador de Santiago para empaparse de la crisis eléctrica por la que atravesaba la villa de los bellos atardeceres.

El presidente del Ayuntamiento respondió la propuesta de La Información indicándole que ya se habían realizado los estudios y proyectos para la instalación de un planta hidroeléctrica en Mao “aprovechando para ello las facilidades que ofrecería la construcción de un corto tramo de canal desde la vecina sección de Mao Adentro hasta verter sus aguas en el canal del Estado, obteniéndose así una gran caída que produciría no menos de 300 kilovatios de energía para su utilización en el alumbrado y en el suministro de corriente barata a las industrias arroceras y a otras que podrían ser instaladas a un costo de 3 centavos el kilovatio”. (Carta del Sr. Manuel Evertz a La Información, 25 de febrero, 1943).

En mayo de 1943 el Ayuntamiento modificó la tarifa del servicio de alumbrado. En lo adelante se pagarían $1.5 por una o dos bombillas de 60 bujías cada una, o dos sócalos; $2.0 por bombillas que consumieran hasta 200 bujías por los primeros 15 kilos, y de ahí en adelante diez centavos por cada kilo adicional.

La precariedad en el suministro de energía se mantuvo hasta 1945. El periódico La Nación (15 de noviembre, 1945) anunció que el general Trujillo había donado una planta eléctrica que recibió el síndico J. Amaro Sánchez. Cuatro años más tarde, el Ayuntamiento adquirió por RD$18,000 una planta eléctrica marca Fairbanks Morse, de baja velocidad, con capacidad para 150 caballos de fuerza y un rendimiento de 97 kw, la cual puso en funcionamiento el gobernador de Santiago. (El Caribe, 18 de mayo, 1949)

Los problemas eléctricos de los maeños culminaron en 1956 cuando la Corporación Dominicana de Electricidad extendió sus servicios para favorecer la Azucarera del Yaque C por A de Esperanza.

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