En esta mañana tan especial estamos muy contentos con este homenaje póstumo en que el Comité de Historia de Mao hace un espacio para nuestra querida y recordada Doña América, como cariñosamente le llamábamos, por ser una gran mujer de muchos valores.
En vida nos ofreció a diario lo mejor que necesitábamos para gozar plenamente de todo su encanto.
Efectivamente, la existencia humana comienza… crece… y termina con el AMOR. El amor es el mejor don de la naturaleza. Es una tarea maravillosa a desarrollar; es un viaje cuya estación de término es la eternidad; es la mejor obra de arte que puede realizar el ser humano; es un arcoíris de sonrisas y llantos; es un paraíso para los que le encuentran sentido; es una permanente caja de sorpresas…
Doña América se caracterizó por ese gran calor humano y se gran amor, demostrado a sus hijos, nietos, familiares y amigos.
Doña América ¡Era incondicional e incomparable!
El camino es largo y la marcha es lenta, pero sabemos que la fuerza del AMOR va quitando el pecado del mundo, y construyendo el Reino de Dios, por eso hay seres que pasan por la vida con una misión a cumplir, y Doña América es uno de esos seres cuyo ejemplo de madre consagrada en cuerpo y alma a la educación de sus hijos la hacen ser prototipo de mujer excelente y abnegada con una entrega total. Inculcó a sus descendientes además de respeto, moralidad y honradez, la impecable limpieza que la caracterizaba.
Fueron sus padres: Fabriciano Inoa y Celerina Cruz. Casó con el Señor Aquiles Morel, hombre de una trayectoria de vida honorable, con quien procreó 4 hijos que son: Rafael Menocal (fallecido), Colón Antonio, Aquiles de Jesús, y José Yoryi (fallecido).
Doña América se dedicó a las labores manuales, como el fino bordado y el tejido en distintos tipos de hilo, haciéndose la más buscada y popular por la responsabilidad y belleza con que elaboraba sus trabajos.
Fue maestra de esas Artes Manuales en el Sector Hatico por varios años, donde los jóvenes que preparó, hoy la recuerdan con gratitud y afecto. Cuando encontraba un tejido raro en alguna revista, se auxiliaba de su sobrina-hija Gladys, que también tejía, para sacarlo.
Disfrutó de ver sus nietos multiplicarse llegando a tener 17 nietos, 26 biznietos y 5 tataranietos.
Fue una mujer de grandes valores, sincera amiga, esposa fiel y mejor madre.
¡En paz descanse el alma de Doña América Inoa de Morel!
Semblanza escrita por Gina Reyes y Gladys Inoa, y leída por la Lic. Josefina Disla, miembro del CHM.
Isaías,
ResponderEliminarUna vez más tengo que darte las gracias a ti y todos los que hacen posible el homenaje póstumo a esas tan apreciadas madres Maeñas! A todas las conocí, pero muy especialmente a doña María y a mi madrina (y madrina de Papito mi hermano) América Vda. Morel; no hay palabras que me permitan decir cómo fue mi adorada madrina con nosotros, ese cariño tan especial que siempre nos demostró, recuerdo esos vestidos tejidos, otros de cuello bordados, y otros de tulipanes en aplicación, como sólo ella los hacía! También era especial en postres, que siempre tenía para la visita; algo súper bueno hecho por ella. Dios bendiga a todas y cada una de esas madres homenajeadas y besos con mi alma a mi querida madrina, América!
Susana Jáquez