Después de recorrer bajo la impresión dolorosa de la devastación los campos aniquilados de Santiago y Moca, la común de Valverde, en la explosión de verdura de sus campos irrigados en actividad de cultivos, produce en el espíritu la resurrección de la esperanza y la fe inquebrantable en la firme realidad de las compensaciones.
No todo lo que puede ser cultivado en la zona irrigable que baña el canal está en producción. La parte en cultivo representa una porción muy reducida en proporción a la grande extensión de terrenos que están esperando la fuerza del brazo para dar ciento por uno.
La falta de medios, la indecisión y el hábito aferrado a ciertas prácticas de crianza y pastoreo, no han permitido todavía el desarrollo extensivo de aquella prometedora región cultivable que será la zona agrícola más importante de la provincia de Santiago.
Los Bogaert, que son los precursores de la irrigación en aquella común, los que despertaron las dormidas posibilidades para ofrecerle al maeño la bendición del bienestar y la riqueza haciendo de aquella ardorosa y estéril un campo de abastecimiento y de ingentes fuerzas de producción, tienen bajo cultivo considerables extensiones de arroz, que en virtud a las observaciones que van haciendo de la localidad, obtienen cada vez mayores y más seguros resultados explotan las más grandes siembras de batata que un solo agricultor haya cultivado en el país, abarcando más de media caballería sus batatales, uniformes, surcados, de una sola clase y prometiendo seguridad de víveres para todo el Cibao. Su tabaco y otros frutos prosperan en las mejores condiciones.
El sirio Salomón Haddad, activo y trabajador, tiene actualmente, cercado a la población un campo de cultivo de tabaco que llega a las 350 tareas, en magnífica condición de siembra y de cuidado. Se empeña con su hermano en extender su siembra hasta llegar a las 1000 tareas que tiene bajo cerca, además de sus potreros en Gurabo que llega a las 5000 tareas. La laboriosidad de este joven sirio es encomiable, por la emulación que ofrece a sus vecinos en Mao, y las posibilidades que revela a sus compatriotas deseosos de explotar otros campos que no sea el de las actividades comerciales.
Rafael Pons, el joven cirujano dentista, que en todo el Cibao tiene tan extensa clientela por la perfección de sus trabajos alterna con su profesión las labores del campo, y posee unas 150 tareas bajo irrigación de las cuales inicia cultivos distintos. Más de la mitad de este terreno está ocupado con una parcela de tabaco Sumatra, sembrado a tiempo en buenas condiciones, gran parte del cual está en trojas, en plena fermentación. Para el año próximo pondrá toda la tierra en cultivo, y sus trabajos llevados en buenas condiciones, son los que sirven de estímulos a cuantos ven en la agricultura una posibilidad de éxito para el mejoramiento general.
En terrenos de don Enrique Espaillat, explota Juan Antonio Reyes una siembre de batata de alguna consideración, que por las reglas que predominan en un cultivo es un modelo de explotación que ha de rendirle muy buenos beneficios.
La falta de tiempo no nos permitió recorrer otras plantaciones, pero la impresión general que se recibe con lo que hay de cercano a la población es bastante halagadora y hace apreciar lo que será en un futuro próximo esa rica zona, cuando todos los propietarios de Mao se decidan a emprender con ahínco la explotación de sus terrenos irrigables en todas las clases de cultivos propios de esos terrenos y de más demanda en el mercado. El buen resultado que sin duda obtendrán los actuales cosecheros será el mejor incentivo para esta explotación intensiva que espera la extensa región que bañan los canales de Mao.
Ha influido poderosamente en la común de Mao, en el espíritu del agricultor, para el esfuerzo y el buen resultado de las cosechas, la poderosa voluntad y el ejemplo personal que ha puesto a servicio de todos, con una inquebrantable disposición, el maestro de cultivos don Agustín Hernández, en nuestro concepto, el más eficiente veguero que venido al país, y el más práctico y luchador de los inspectores e instructores con que cuenta actualmente el Departamento de Agricultura.
Los vecinos de Mao están complacidos con su presencia en aquella común, y todos se expresan con entusiasmo y con gratitud por la largueza con que ofrece y pone a su disposición todos los conocimientos y la experiencia que tiene en cada uno de los cultivos que ellos conocían y los nuevos que comenzado a explotarse.
El envío del señor Hernández a Mao fue una necesidad. Nadie podía satisfacerla como lo ha hecho él. Entre aquellos agricultores había prosperado el descorazonamiento. Tenían el agua y la tierra pero no sabían hacer el uso adecuado de esos dos elementos después de haberlos obtenido con grandes sacrificios. Las experiencias primeras fueron fatales y ellos perdían la fe y la confianza en la ayuda que intentó prestarles el Gobierno, hasta que el señor Hernández, con la experiencia adquirida fuera y en el país en sus varios años de dedicación a esta clase de cultivos, la puso en el camino del éxito y le da diariamente las lecciones necesarias sobre el campo, en la objetivación personal de los cultivos.
Mao necesita todavía por algún tiempo el auxilio continuado de esas experiencias, hasta que se forme en el mismo sitio los nuevos maestros prácticos, que la buena voluntad y el querer de unos y otros están preparando para el porvenir.
Artículo suministrado a Mao en la Historia por el historiador Lic. Rafael Darío Herrera
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