SEMBLANZA DE MARÍA ALTAGRACIA AZCONA DE RODRÍGUEZ (TALLA)
Nació en el Rubio, San José de las Matas, el 7 de febrero del año 1931, siendo la penúltima de una familia de 13 hermanos procreados por don Ceferino Azcona (Papanino) y Lucía Azcona (Mamacía).
A temprana edad emigra a la ciudad de Mao donde se termina de criar con su hermana Ana Rosa Azcona (doña Nena) y el esposo de esta, don Vitalino Ferreira, en cuyo hogar ayudó a la crianza de todos sus sobrinos, quienes la consideraron siempre como su segunda madre, como lo expresa Fernando Ferreira, uno de sus sobrinos, cuando dice: "De Talla guardo tantos bellos recuerdos... ella fue para todos nosotros otra madre; abnegada, dulce, amorosa y apoyadora. Entre ella y yo existió, y aun existe, porque Talla vive día a día en mi corazón y en mi mente, un amor muy especial: yo siempre la consideré como una madre y ella siempre me llamó mi hijo. Ella nunca tuvo tapujos en decir que yo era su sobrino favorito; ni yo me sonrojaba al expresar que ella era mi tía predilecta. Recuerdo perfectamente, que siendo un 'tajalán', yo dormía con ella en la misma cama y cuando me enfermaba normalmente apelaba a su asistencia, antes que a nuestra querida vieja, quien tenía tantas cosas que hacer. 'Talla, cacúa, vaya a buscarme mi tisana', le voceaba desesperado desde mi lecho de enfermo cuando tenía una fiebre viral".
El 22 de octubre de 1955 casó con el Sr. Domingo Antonio Rodríguez. Antes de procrear a sus hijos biológicos continúa su labor maternal, que había iniciado con los hijos de su hermana "Nenita", como cariñosamente la llamaba, con la adopción de su sobrina María Teresa (primera hija de su nuevo hogar). Luego de un corto tiempo nace la hija mayor del matrimonio Rodríguez Azcona, Magda Alina; después Silvana Rafaela (Rafelina) y culminó con el menor de sus cuatro hijos, Domingo Antonio (Tony). Cabe señalar que en cada uno de estos partos, estuvo en riesgo su vida porque Talla sufría de una delicada condición de salud: era asmática, lo cual no le impidió cumplir con los roles de esposa, madre y colaboradora efectiva al bienestar familiar, dando ejemplo de amor por el trabajo con responsabilidad y honradez.
Talla era una mujer devota, amante del orden y la belleza, de fino y educado trato, además de una sensibilidad Cristiana que la llevaba a solidarizarse de tal manera que estuvo siempre dispuesta a responder a las necesidades de los suyos y de cualquier persona que acudiera a ella en procura de ayuda.
Su espíritu de servicio quedó demostrado durante sus largos años de dama rotariana, donde cultivó grandes y sinceras amistades que aún hoy, tras más de 20 años de su partida, la recuerdan con afecto y cariño.
Su amor por las flores (rosas y orquídeas, sus favoritas) y el cuidado del hogar, estuvieron siempre presentes a lo largo de su vida, cualidades que, con un desarrollado espíritu intuitivo, fueron objeto de admiración por parte de sus amistades, que fueron muchas.
En el sentir de sus hijos, Talla permanece viva y su testimonio es un legado que ilumina la vida de su esposo, hijos, nietos y biznietos. Aun sus nietos la citan en una frase: "Como decía mamá". A pesar de no haber compartido tanto, para ellos, ella sigue presente en el cariño y el recuerdo.
Talla falleció el 13 de diciembre de 1990.
En nombre de tu familia, esposo, hijos, nietos, biznietos, hijos del corazón, parientes, familiares y amigos te decimos: Gracias Talla por todo tu amor. Han transcurrido más de 20 años que partiste a la morada del padre y te seguimos queriendo con toda el alma, con toda la fuerza de nuestros corazones.
Una gran dama. Muy querida y respetada por todos los Maeños que la conocimos!
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