martes, 22 de abril de 2014
HIMNO A LA TIERRA
Letra: Ramón Emilio Jiménez
Música: Julio A. Hernández
Tierra, yo gozo en ser labriego
y no abandono el verde campo por la ciudad;
me diste cuna, hogar, sosiego:
te debo la tranquilidad.
Agradecido y satisfecho,
tu polvo generoso piso lleno de amor,
por todo el bien que tú me has hecho,
que no se paga con sudor:
El bien del aire y la luz suave:
el bien de la cosecha, el de la libertad;
el bien de oír cantar un ave,
el bien de la serenidad.
Llegar a rico sin usura;
unir riqueza la plácida bondad,
o poder alzar la frente pura,
es la mayor felicidad.
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Hermoso, descriptivo y realista este ingenioso Himno a la Tierra, bajo la firma del Ilustre Letrado Don Ramón Emilio Jiménez, donde se sirve desplegar una rica conjugación de elementos naturales con profundos y genuinos sentimientos, permitiéndose, de manera deliberada, acopiar sutiles combinaciones ajustadas a un léxico sencillo y armonioso, como fiel retrato deliberado de su suprema utilidad.
ResponderEliminarCon todo ello, y aún palpándolo muchas veces, no logramos discernir claramente su imponente y prodigiosa versatilidad, así como los convenientes beneficios que no aprovechamos con la comedida mesura y con la eficacia correspondiente.
Aunque este decidor Himno, escrito hace ya buen tiempo, guarda su plena lozanía en contubernio con nuestra realidad actual, lo que ha permitido su excepcional vigencia en los días actuales, con la explícita expresión de un fiel enamorado de la prodigiosa y benefactora Madre Tierra.
!! Loor y lauros a este Insigne Letrado, sin menosprecio de su musicalizador, puesto que no he tenido la honra de escuchar su interpretación musical, la cual, imagino, no será menos digna !!.
Siempre de ustedes, felicitándoles por este acertado aporte Distinguidos y Apreciados integrantes de nuestro Honorable Comité de Historia, en el cual me digno pertenecer como uno de sus congraciados afortunados.
Nelson Rodríguez Martínez (Cuqui).
nelsonrguez@hotmail.com
Le faltó la estrofa donde Ramón Emilio Jiménez expresa su espíritu bravío, revolucionario y nacionalista:
ResponderEliminarQue no te vendo a mano extraña
para ser extranjero en mi propio lugar,
y sobre el valle y la montaña
no poder libre trabajar.